Este texto fue escrito originalmente en inglés y traducido por Cristóbal Guerra Naranjo.
Cristóbal es un artista interdisciplinarix que trabaja con video experimental, cine documental , texto, arte visual e instalación. También se dedica a generar y participar en espacios de justicia de lenguaje a través de su trabajo como traductor e interprete como parte del colectivo Babilla desde Puerto Rico y Nueva York.
Combo Chimbita comenzó el concierto con la canción Sola. Un desempeño melódico compuesto de aes, íes, ees; una lengua expandiendo su grosor, llegando al cielo de la boca y a la punta de los incisivos. La palabra sola usualmente describe un estado de soledad, pero dentro de esta canción su definición se extiende hacia un espacio íntimo.
Un espacio que vive dentro del impulso, en las vísceras de nuestras cuerdas vocales.
Te invito a repetir las siguientes palabras, en voz alta, por 3 minutos.
La vocalista Carolina Oliveros canta: a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le a le la le le le e e le
En este momento, repito en mi cabeza estos sonidos, enfocándome en todas las letras. Al reconfigurar las letras varias veces me encuentro con una falta. Inserto la letra ñ, cuyo sonido activa mis ventanas nasales, produciendo un calor, obligando a expulsar la palabra leña. Madera que quema todos los sonidos consonantes, dejando atrás un humo de un vibrante anaranjado en la atmósfera. Sentí el aumento de mi serotonina durante el concierto, la temperatura del cuarto producía un sudor frío que resbalaba sobre mi cuerpo, cerrando la distancia entre yo y lxs otrxs en la audiencia. Se formaba un diluvio con nuestro sudor colectivo.
Cada vez que Carolina subía más alto con sus vocales durante el concierto, sacaba mi celular para capturar los momentos. Noté que todxs alrededor mío hacían lo mismo. Las cámaras en los celulares tomaban imágenes de la tarima, de los pulgares de las personas, de otras pantallas de celular y de los momentos de intervalo. Los celulares se convirtieron en portales que alteraban el espacio, convirtiéndolo en un espejo de feria donde todas las imágenes capturadas agrandaban, estiraban, y distorsionaban el lugar del concierto. Los cantos operísticos también creaban una expansión del espacio, empujando mi cuerpo hacia un espíritu moldeable dentro de estos momentos de escucha activa.
Mi piel y órganos se sentían sueltos, cargados de toda la electricidad (tecnología) a mi alrededor. El sintetizador emitiendo estática, ritmos y pulsos. El micrófono capturando todos los sonidos minúsculos del respiro. Una presión pesada me arrastra de regreso a mi cuerpa, dirigiendo mi conciencia hacia las letras que se transmiten. Acerqué la mirada a la boca de Carolina mientras ella cantaba Te Ví.
Esta documentación grabada será utilizada en un futuro para medir todo el anhelo expresado en esas letras; el deseo increíble de tener a alguien que espera por ti, alguien que no se irá de tu lado. Este alguien, ¿será algo más allá que el amor y el afecto de un humano? ¿Será que ese alguien es nosotrxs aquí presenciando este concierto? ¿Serán nuestrxs ancestrxs, y cómo se hacen presentes a nuestro lado durante el evento? Cerré mi celular durante el resto del concierto.
En la astrología, la temporada Canceriana ocurre al principio del verano si es que vives en el hemisferio occidental. Este signo astrológico se rige por la luna y representa el cuidado, el pasado (historia), la intuición y los cangrejos. El signo Cáncer es un constante regreso a las estructuras que establecen nuestras bases emocionales.
El 8 de Julio del 2019, la luna estaba en la cúspide de ser nueva y cuarto creciente. Cerca de la medianoche, la luna producía un matiz fresa en el cielo nocturno. Durante estas dos fases lunares, unx tiene la inclinación de impulsarse hacia adelante y crear estructuras nuevas frente a toda resistencia. En esta noche luminosa, fui testigo de Combo Chimbita, en plena gira para su nuevo álbum Ahomale, en vivo desde el Empty Bottle en Chicago, Illinois.
Según Combo Chimbita, Ahomale (un término yoruba) es un personaje que carga el poder de comunicar sabiduría ancestral a través de la música. Un conocimiento que promueve la confianza en unx mismx, en contra de todas las dificultades, todos los miedos. Ahomale es parábola en la travesía hacia la conciencia espiritual y esta travesía está compuesta de una tensión armoniosa.
Con Combo Chimbita, comparto una experiencia diaspórica. El grupo vive en la ciudad de Nueva York, y tiene raíces en Colombia. Yo nací en el Bronx, y ahora vivo en Chicago. La ciudad de Nueva York es un archipiélago rodeado por el océano atlántico, en donde identidades híbridas son formuladas a través del proceso de migración, inmigración, apropiación, intercambio, desplazamiento, rechazo y unidad. Yo traigo una historia y linaje desde Nueva York y la República Dominicana. Todos esos lugares que forman nuestras intersecciones contienen una gran población de gente Afro-descendiente que influyen profundamente en la cultura de estos espacios. Somos testigxs de estas influencias a través de la música, el lenguaje y la comida.
A la vez que reflexiono en esta experiencia importante, estudio mi relación con la magia. Esta investigación me regresa a mi niñez, viviendo en un apartamento de tres cuartos en el sur del Bronx, con mi hermana y mi abuela. Este hogar estaba saturado de lo sensorial. La cocina cargaba un olor a ajo, cáscara de naranja y azúcar quemada. El suelo de mármol con estampado de ajedrez, el que escondía una marca dental dejada por mi hermana en su caída azarosa de la lavadora cerca del baño. Los objetos dentro de la casa estaban organizados en un orden meticuloso, el cual solo le hacía sentido a mi abuela.
Objetos en el hogar:
- Altar en una mesa
- Altar en el piso
- Dos elefantes de porcelana
- Caballos de porcelana brillante
- Payasos de porcelana brillante
- Cortinas de estampado floral
- Frutas de plástico
- Un pilón usado muchas veces
- Silla mecedora
- Sofá cubierto en plástico
- Manteles de tartán
- Fotografía enmarcada de un bebé en la naturaleza
- Retratos pintados de las hermanas
- Una greca
- Pinturas de paisajes caribeños
Este hogar almacenaba más de veinte objetos energéticos, cada uno activándose por el tacto. Estos objetos animados me ayudaron a construir mi primer patio de juegos imaginando cosas más allá del presente. Jugaba secretamente con Barbies en este apartamento, las peinaba y les cambiaba sus atuendos, les inventaba metas y estilos de vida. Por un año entero durante la primaria, el cuarto de mi abuela era mi estudio de arte. Colgaba las páginas terminadas de mi libro de colorear en las paredes de su cuarto, creando patrones en cuadrícula. Llegué a quemar servilletas para ver cómo es que un fuego crecía, casi dañando el suelo. Tenía un conejo de peluche que fue mi primer amigo no-humano. Mi mundo imaginario era monumental en este momento. Soñaba con serpientes en jardines, paisajes montañosos y hasta con ser perseguido por osos. Estos gestos eran estudios sobre cómo navegar las duras barreras del mundo externo.
Observaba a mi abuela rezar a sus altares al menos dos veces al día, todos los días. De niño, le tenía mucho respeto a este ritual. Estudiaba sus manos morenas encima de los objetos y era testigo de los movimientos precisos durante cada rezo. Estudiaba los objetos en su altar, y me preguntaba sobre sus propósitos, los materiales, el arreglo, las fibras, su densidad, el aroma y su permanencia. Los observaba como objetos privados y sagrados. Llegué a pensar que estos objetos y rituales eran únicos a mi familia, hasta que un día acompañé a mi abuela a una Botánica.
La Botánica es una tienda de magia donde se pueden comprar diferentes cosas, desde hierbas, velas, talismanes y hechizos. Estos espacios requieren que los que lleguen tengan conocimiento previo de lo que venden antes de entrar. Cada Botánica tiene su propia vibra y su enfoque cultural específico. Usualmente iba con mi abuela a Botánicas que combinaban el conocimiento de religiones Afro-Caribeñas y el catolicismo. Las Botánicas son como esos espejos distorsionados, revelando reflejos, refractando sombras de los que están en ella. Son lugares que deben ser navegados con cuidado y donde las miradas voyeristas deberían quedarse afuera. En algunas ocasiones mi familia compraba un remedio hecho de una mezcla de sales para aliviar mi eccema. Este remedio requería seguir estrictamente las instrucciones que incluían el tiempo, un proceso para disolver los líquidos, poder solar, la medida de tres tipos de sales distintas y soportar un inmenso sabor salino. Las instrucciones deben seguirse al pie de la letra, sino el remedio no funcionaría. Este proceso de múltiples pasos dependía de la paciencia, confianza y el abandono del control.
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Cúspide; una línea imaginaria que divide, o el punto donde dos curvas se entrelazan.
El espacio donde ocurre un límite, una barrera, continuación o transformación.
Estar en la cúspide se puede entender como un estado liminal.
Sin embargo, el estado de “en la cúspide”, se acerca más a encontrarse al borde.
Una experiencia que cambia la dirección, tentadora y que invita a una liberación.
Entro a mi cúspide para encontrar una conclusión. Este espacio marca las intersecciones que viven en mi boca. Cada uno de mis molares tiene cuatro cúspides. Mis caninos tiene una cada uno. Multiplicó estos números con la cantidad de molares y dientes caninos dentro de mi. Cincuenta y dos maneras de transfigurarse. La voz de Carolina, en su naturaleza multifacética, nace de una tormenta increíble, un susurro contundente hacia un movimiento continuo de olas, rompiendo la cuarta pared una y otra vez. Esta fuerza invita al que escucha a adentrarse en todas las texturas del audio, impulsándonxs a enfrentar nuestro centro.
Las letras de Esto es Real (8100mg) nos empujan a un estado de éxtasis donde el movimiento se convierte en la única manera de comunicarse. A la vez las letras nos invitan a cuestionar: ¿Cómo determinamos cuando una experiencia es real? ¿Qué información pueden proveer nuestras emociones en una experiencia, en cuanto a nuestras historias, identidades y el concepto de la verdad? ¿Será que el concepto del destino es uno nebuloso?
Continúo tejiendo mis recuerdos, sin importar cuán fiables sean. Uso las marcas de los dientes como anclas y llego a otro destino.