Ahora que el green rush se ha hecho un tema de dominio público, que Netflix no para de publicar documentales amarillistas, y que la marihuana es, incluso, monopolizada. Creo que es necesario publicar una mirada más íntima, menos amarillista, tratando de retratar lo que unx trimmer vive en las granjas de marihuana al Norte de California.
Trimmer: Persona que trabaja en la post cosecha de la marihuana, sacando los cogollos de los tallos y manicurando los mismos.
Green Rush: Ola de producción y comercialización de marihuana desde los años 70’s en el norte de california.
Este es un fotoreportaje de la gente que pintó de varios colores mi escenario. De los lugares que eran totalmente desconocidos al llegar y que al final , se convirtieron en hogar.
El 75% de la marihuana que se consume en Estados Unidos proviene de California, del llamado Triángulo Esmeralda: una zona montañosa y con las condiciones climáticas perfectas para el cultivo.
Artistas, viajeros, gente que le gusta vivir al margen del sistema. Gente que ha huido de un pasado doloroso, que encontró un lugar sin prejuicios y con mucha libertad de expresión. Eso es lo que he encontrado a lo largo de mi experiencia.
El trabajo implica vivir en carpas, o en trailers, tener poco acceso al agua, trabajar muchísimas horas seguidas, y manejar grandes cantidades de dinero. El trabajo de trimmer es minucioso y repetitivo. En cada granja hay distintas reglas.
La experiencia es una especie de aventura, nunca se sabe cómo terminarán de desarrollarse los eventos. Existen ciertos sinsabores en el camino: amigxs deportados, colegas sin haber recibido su paga, granjas saqueadas por mafias de Europa del Este, etc. Pero a la vez, la alegría de compartir y de sentirnos en una especie de libertad que es difícil encontrar en otros lugares.
La clandestinidad como pan de cada día y el fenómeno del Cabin Fever hacen que las condiciones de vida sean extremas. Llegas a cuestionarte las estructuras más básicas de tu vida. De seguro, después de esta experiencia, no serás el mismo.
Finalmente, cada año, cada granja, cada comunidad ha sido diferente. Y ahora, estoy segura que el tipo de sensación que decido llevarme de estas experiencias, como de cualquier otra, depende enteramente de mi conducta, mi aporte y mi disciplina.