Mientras la nieve se extiende brillante sobre los vastos paisajes de Turquía, un niño de 9 años siente por primera vez cómo es estar enamorado. Rauf, la ópera prima de lo directores Baris Kaya y Soner Caner, es una historia que se cuenta a contraluz. En la comunidad donde vive Rauf, todas las personas que le rodean esperan noticias de familiares que van a la guerra o a las montañas, mientras se intensifican las tensiones kurdas y turcas. Es un pueblo congelado en el tiempo, quienes quedan son personas mayores, niños y niñas tratando de resolver su día a día dentro de este paisaje. La madre de Rauf llora por las noches al no recibir noticias de su hijo mayor. La hija del carpintero, de quien Rauf está enamorado, lee con temor cartas de algún amor que se ha ido a las montañas. Una mujer anciana espera sentada, mirando el paisaje, el regreso de su hijo. Rauf no quiere esperar, busca ansioso una manera de conquistar y tal vez así crear algo nuevo.
Al inicio de la película, Rauf tiene un incidente disciplinario que le lleva a dejar la escuela para convertirse en aprendiz de un carpintero amigo de su padre. El negocio es constante, llegan personas a pedir ataúdes para sus familiares. La muerte rodea la vida del Rauf, pero él está pensando en otra cosa, en maneras de seguir siendo un niño. La búsqueda del color rosado es su oportunidad. Sabe que a la hija del carpintero le gustaría cualquier regalo de este color. Pero no es tan fácil, Rauf nunca ha visto el color. Le pregunta a sus vecinos, busca entre telas, globos y el mercado. El rosa se ve como el rosa y no está en ninguna parte. Los paisajes áridos siguen multiplicándose, las esperas se acentúan y se piden más ataúdes. La búsqueda del color, que de alguna manera representa esa ingenuidad frente al amor, es la oportunidad que le queda a Rauf de escapar la inmovilidad de la espera.
Mientras transcurre la película y la búsqueda, se empiezan a notar más los pequeños gestos de ayuda en la comunidad, motivados por los afectos. Rauf construye un espantapájaros de madera para ayudar a su amigo a que los zorros no se coman sus animales. Aunque no funcione, este gesto se convierte en un pretexto para que los niños puedan sufrir juntos y acompañarse. El ambiente duro y el contexto de guerra no termina de llevarse todo. En la relación de la comunidad quedan pequeñas posibilidades de resistir. Y así nos damos cuenta que el color rosa es justamente el color que le puede dar a la vida la posibilidad de acompañarse y construir en comunidad. Como las imágenes a contraluz, se advierte la figura por la luz que da forma a una sombra. Es así como en la profunda tristeza de la película se dibujan también la luz de las pequeñas resistencias e historias de sus personajes.
La historia es en Turquía pero cabe pensar en otros contextos ocurre algo similar. Las historias se pierden frente a los grandes sucesos políticos y sus estadísticas. Pero en Rauf se rescata la sensación de que queda algo por hacer, y de que los afectos son justamente los que permiten que las comunidades sigan resistiendo. Es el campo de flores rosadas que crece obstinadamente en medio del clima invernal y de nieve.
Rauf será proyectada como parte del 2do Festival Internacional de Cine de Quito. Encuentra la programación completa aquí.